El
discurso neoliberal que defiende la eficacia de la sanidad privada por
encima de la de la pública es completamente falso. Las cifras no tienen
discusión ninguna. Los datos demuestran que entre los países que más
gastan en sanidad, los que mayor esperanza de vida tienen son aquellos
donde la pública tiene más peso. Defender la sanidad pública no es sólo
bueno para nuestro bolsillo, sino también para nuestra salud.
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